Capítulo II. De Noche En La Ciudad
undefined
undefined
Hola a todos. Lamento mucho el retraso. Pero simplemente no he podido publicar hasta hoy. Sin más los dejo con el capítulo.
....................................................................................
Hoy
he tomado una decisión. Si voy a andar por ahí buscando placer, voy
a hacerlo bien. Es de noche y me he decidido a salir. Tengo la
intención de ir a un antro o aun lugar donde haya gente joven y
libertina.
Elijo
un vestido corto negro, forrado con lentejuelas del mismo color en
todo el frente del mismo. Unas zapatillas altas que estilicen la
figura. Mi maquillaje impecable y uso los accesorios pertinentes:
unas arracadas grandes y pulseras de plata. Me pongo uno de mis
mejores perfumes y me dispongo a salir.
Bajo
al estacionamiento de mi apartamento y abordo mi auto: un Mercedez
Benz SLR McLaren negro descapotable. Sí, lo sé, parece un lujo
demasiado costoso y en verdad lo es. Pero lo único que llevaba en
mente al entrar ese día en la agencia de autos, era que quería
gastar mucho dinero. Ese día me sentía particularmente abrumada.
Necesitaba
desquitar mi soledad de alguna manera y entonces, hojeando las
páginas de una revista, vi una celebridad saliendo de su limosina.
Fue entonces cuando tuve la idea: «Necesito
un auto.»
Y así nada más salí rumbo a la agencia. Cuando entré, un hombre
flacucho se acercó a mí con una sonrisa falsa y me habló con su
molesta voz.
»—¿En
qué puedo ayudarle Madame?
«¿Madame?»
pensé yo.
»—Quiero
comprar un coche —«¿Qué
otra se puede hacer en una agencia de autos?»
»—Por
supuesto. Sígame —me guió hasta su escritorio —Dígame ¿Tiene
algo en mente? ¿Desea un auto último modelo? Puedo mostrarle las
propuestas de próximo año. Aunque si prefiere los clásicos puedo
mostrarle…
»—¿Tiene
un catalogo? —interrumpí.
»—¡Un
catalogo! Claro, déjeme ver —revolvió algunas cosas sobre su
escritorio —le mostraré estos modelos exclusivos para nuestros
clientes más selectos. —Puso frente a mí una carpeta de piel.
»Lo
hojeé sin mucho interés, pasé las páginas pesadamente y daba un
vistazo rápido a los autos. Tal vez comprar un coche no había sido
tan buena idea. Todos se veían igual. Cada vez que veía un auto me
parecía exactamente igual al anterior. Pensaba desistir cuando lo
vi. Un precioso auto plateado, un poco alargado en el frente pero
sin duda me vería genial en él.
»—Me
gusta este —señalé una fotografía con el dedo índice —Me lo
llevo en negro.
»—Excelente
elección, Madame —el hombre sonrió entrelazando los dedos.
Manejar
ese coche, es sin duda alguna uno de mis más grandes placeres.
Sentir la adrenalina por manejar a altas velocidades y probar qué
se puede hacer en él, me llena de satisfacción. Por eso decido dar
un pequeño paseo antes de decidir el lugar al que voy a ir esta
noche, pero el paseo se vuelve un tanto largo y me toma dos horas
recorrer la cuidad. Me detiene un semáforo en rojo en una avenida de
doble sentido y puedo ver por la ventana las luces de lo que parece
ser un antro. Sin pensarlo más, doy media vuelta y me dirijo ahí.
Hay algunas personas haciendo fila para entrar pero parece que mi
auto los ha dejado impresionados. Ciertamente no es la primera vez
que sucede. Un chico del valet se acerca y uno de los gorilas que
cuidan la entrada, ignorando a las demás personas me deja pasar.
En
realidad el lugar no es la gran cosa. Las luces intermitentes brindan
una escasa iluminación y la música electrónica tiene el volumen
indicado para impedir poder escuchar cualquier otra cosa. Camino
hasta la barra y pido una bebida, nada en especial. Me siento de
espaldas a la pista y comienzo a preguntarme que debo hacer mientras
bebo de mi copa, ¿Debería ir a la pista y bailar con alguien?
¿Pedirle un cigarrillo a la persona que está sentada junto a mí?
Miro al hombre a mi derecha. No, definitivamente no hablaré con él.
Esta extremadamente pasado de peso y tiene una cara de ex convicto
que me asusta. Tal vez sólo deba esperar aquí.
Pasado
un rato me decido a charlar con alguien. Sentada en el banco aún
miro hacia las mesas que rodean la pista y me encuentro con una
mirada fija sobre mí. Es un chico muy alto pero se ve también muy
joven. Lleva un traje blanco que contrasta con su cabello negro y una
camisa azul abierta hasta el tercer botón. Su lacia cabellara larga
hasta los hombros, se mece mientras camina hacia a mí. Sostiene una
copa en una de sus manos y la otra la lleva oculta en el bolsillo.
—Estaba
mirándote.
—Si,
lo note.
—Eres
muy bella. ¿Sabes? estaba preguntándome si te gustaría dar un
paseo.
No
es así como lo esperaba, pero es un chico muy apuesto y finalmente
me convenzo de ir con él. Salimos en mi auto y el hecho de que sea
yo quien conduzca no parece importarle. Nos dirigimos a un hotel
cercano y mi acompañante pide una suite, para mi sorpresa paga
usando su tarjeta de crédito, por su puesto no es que sea feminista
pero no acostumbro que un hombre pague todos mis caprichos, claro que
cualquiera pude acostumbrarse a ello.
La
habitación es bonita, con una pequeña sala de estar y su propio
comedor. Después de ordenar la cena mi joven acompañante decide
darse un baño. Mientras le espero me quito el vestido y me pongo la
bata de baño sobre la ropa interior. Cuando me vestí esta noche ya
tenía en mente un encuentro así. Me puse dos piezas de fina
lencería en color gris. Me observo en el espejo.
Por
alguna razón que no sé explicar, me encanta mirarme en el espejo.
Puedo pasar horas mirándome, degustándome con el reflejo de mi
cuerpo en el cristal. Mi acompañante me mira desde la puerta del
baño y su mirada penetrante me estremece.
—Eres
realmente hermosa —me dice desde su lugar. Lleva sólo una toalla
cubriendo su cuerpo desde la cintura. Su figura delgada me resulta
inevitablemente atractiva: su abdomen ligeramente marcado, sus brazos
torneados. Pero lo que realmente atrae de él es su mirada. Me mira
como un tigre saboreando a su presa.
Esta
noche el sexo ha sido maravilloso. Lo hicimos varias veces en varias
posiciones diferentes. A pesar de su corta edad es un experto en las
artes amatorias. Ahora, en casa, me siento en el banquito frente a la
mesita, tomo el cuaderno forrado en piel del cajón y comienzo a
escribir:
Amor
mío:
Esta
noche he descubierto que no soy la única persona vacía que busca en
el sexo una esperanza a la que aferrarse cada día. Salí con la
intención de saciar mi deseo pasional con alguna persona. No
importaba realmente quien fuera. Y me encontré con una persona como
yo.
Era
un chico atractivo y aunque era varios años más joven que yo,
parecía tener mucho tiempo disfrutando de esta calse de encuentros.
Sin embargo, no creo que él siempre fuera así.
Es
un poco irónico pero cuando él enfatizó la belleza de mis piernas
no pude evitar pensar en ti. Pensar en las incontables ocasiones en
las que solías decirme cuanto te gustaban.
Aunque
nuestro encuentro fue muy corto, pude darme cuenta. Esconde su
personalidad detrás de una máscara de seducción. No es que
realmente me importe pero me gustaría volver a verlo alguna vez. Tal
vez debí preguntarle su nombre.
Con
cariño… Anna
........................................................
Próxima publicación:
Viernes 25 de Abril
Publicado por:
1:24 p. m. | |
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario